MADRID, 8 Dic. (CulturaOcio) -
Dune: La profecía ha presentado y ahondado en varios elementos de la mitología del universo creado por Frank Herbert a lo largo de sus episodios. En el tercer capítulo, una joven Tula Harkonnen se cruza cara a cara con un toro salusano, un encuentro aparentemente fortuito... que esconde una simbología mucho más profunda sobre sus acérrimos enemigos, la Casa Atreides.
((ATENCIÓN: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS))
Titulado La Hermandad ante todo, el episodio 1x03 de Dune: La profecía exploró el pasado de Valya y Tula Harkonnen por medio de un flashback que retrocedía hasta sus años de juventud. Mientras que Valya cambió los gélidos paisajes de Lankiveil por los pasillos de la escuela de las Bene Gesserit en Wallach IX, Tula se trasladó a Caladan... para masacrar a gran parte de la Casa Atreides.
Motivada por la muerte de su hermano a manos de los Atreides, Tula traiciona a su interés amoroso, Orry, envenenando a toda su familia y asestándole una puñalada desleal. Tras esto, la vengativa hermana de Valya se encuentra cara a cara con un toro salusano que, en lugar de atacarla, camina tranquilo observando la cruenta escena.
El motivo por el que el clan Atreides se encontraba en el monte no es otro que la celebración de uno de sus conocidos festejos en los que practican la caza de este toro. El encuentro de Tula con el macho bovino después de haber acabado con la familia de Orry Atreides remite directamente a una serie de símbolos y tradiciones presentados por primera vez en las novelas de Herbert, que también han sido representados en las películas de Denis Villeneuve.
CONEXIÓN CON LAS PELÍCULAS
Este simbolismo ya estaba presente en el primer filme de Denis Villeneuve, que narró la primera mitad de la obra magna de Herbert. Tanto en Caladan como en Arrakis, el hogar de la Casa Atreides estaba repleto de objetos relacionados con el bovino animal. La más importante de estas decoraciones era la cabeza del toro que mató al abuelo del personaje de Timothée Chalamet. Además de cazarlos, los Atreides eran conocidos por el toreo, que es precisamente la forma en la que falleció el decano de la poderosa familia.
Leto Atreides, a quien encarna Oscar Isaac, guardó la testa de este animal para recordar la muerte de su padre y los estragos que un taimado y brutal enemigo puede causar en el seno de su noble familia. Sin embargo, a pesar de su experiencia en el engaño tauromáquico, él mismo avanzó sin cesar hacia el capote que el barón Vladimir Harkonnen y el emperador Shaddam IV le tendieron ofreciéndole el control de Arrakis, para posteriormente asestarle una estocada traicionera y acabar prácticamente con su noble linaje.
Y es que, al igual que en las cintas del cineasta canadiense, el plan urdido por los Harkonnen para acabar con los Atreides está fundamentado en una traición. Así, aunque algunos disidentes de esta legendaria enemistad, como el joven Orry, traten de cambiar las tornas del conflicto, estas dos casas del Landsraad están destinadas a una eterna contienda que avanza generación tras generación.
TULA Y EL TORO SALUSANO
Este capítulo ha mostrado la enorme influencia que Valya, desde su juventud mucho más retorcida y combativa, es capaz de ejercer sobre su hermana, quien buscando su aprobación comete esta vil masacre. En cierto modo, Tula debía convertirse en una suerte de toro salusano que, inesperadamente, cornee a los miembros de la casa enemiga y deje de ser tomado como inofensivo.
Los Atreides, subestimando la capacidad del animal y de Tula, caen en una trampa movidos por su soberbia e intenciones de demostrar su poderío frente a dos sujetos desamparados e indefensos, pero con una enorme capacidad destructora. Con todo, Tula ha logrado ganarse el respeto de su manipuladora hermana, de la que siempre ha estado a la sombra. De ahora en adelante, Valya verá en ella a su más leal escudera, capaz de cometer atrocidades por su validación.