El caso real que inspiró Expediente Warren: El último rito - WARNER BROS.
MADRID, 5 Sep. (CulturaOcio) -
Desde su primera entrega, Expediente Warren ha anclado su terror a los documentos reales de las investigaciones de Ed y Lorraine Warren y cierra cada película compartiendo con el público material de archivo. El último rito, ya disponible en cines, no es la excepción y toma como base uno de los casos más notorios del matrimonio: la supuesta posesión demoníaca que vivió la familia Smurl en Pensilvania durante los años 70 y 80.
La crónica real sitúa el origen del caso en West Pittston, donde, tras la riada provocada por el huracán Agnes en 1972, Jack y Janet Smurl se mudaron junto con sus cuatro hijas a un dúplex en el 330 de Chase Street. Allí, según su testimonio, pequeños incidentes domésticos, como puertas que se abrían y cerraban por ellas mismas o cisternas que se accionaban solas, derivaron con los años en un panorama mucho más intimidante.
A mediados de los 80, la familia decidió hacer público lo que describió como un hostigamiento violento protagonizado por olores nauseabundos, gritos desgarradores, gruñidos de animales, objetos arrojados, colchones que "saltaban" solos, agresiones físicas y, en el caso de Jack, agresiones sexuales atribuidas a una entidad. En su desesperación, pidieron ayuda a un sacerdote de Connecticut que, de acuerdo con el testimonio recogido en la prensa local, practicó tres exorcismos sin éxito.
En enero de 1986, Ed y Lorraine Warren entraron en escena. Tras varias noches de investigación, afirmaron haber registrado descensos súbitos de temperatura, la formación de una "masa negra" y fenómenos atribuidos a amenazas sobrenaturales. Recogido por The Times Tribune, el dictamen final de Ed hablaba "una inteligencia poderosa, intangible y muy peligrosa" y aconsejaron nuevas intervenciones religiosas.
La diócesis local mantuvo una postura cauta, pero el caso no tardó en cristalizar en cultura popular. En diciembre de 1986, se publicó el libro The Haunted: One Family's Nightmare, escrito por el periodista Robert Curran con la familia y los Warren como fuentes principales. Con el foco público cada vez más intenso, los Smurl abandonaron West Pittston en 1988 para volver a su antiguo hogar, y la inquilina que ocupó después la casa supuestamente poseída aseguró no haber registrado actividad sobrenatural alguna.
Como en otros episodios célebres de posesiones, no faltaron voces escépticas. Paul Kurtz, del Comité para la Investigación Científica de las Afirmaciones de lo Paranormal, calificó el asunto como "un engaño, una farsa, un cuento de fantasmas" y llegó a sugerir evaluaciones psicológicas a la familia. Otras coberturas pusieron el acento en la ausencia de pruebas independientes que corroboraran los episodios más extremos.
Ese doble pulso, documento y espectáculo, explica por qué la franquicia de Expediente Warren regresa a los Smurl en El último rito: hay un caso con huella periodística y una investigación de los Warren que alimenta la mitología. El resultado, como siempre en esta saga, honra la liturgia "real" en sus rótulos finales, mientras dramatiza en pantalla la lucha entre fe, familia y fuerzas invisibles que marcó uno de los fantasmas más mediáticos de Pensilvania.
En Expediente Warren: El último rito, Patrick Wilson y Vera Farmiga se reúnen de nuevo como Ed y Lorraine para investigar un último caso en lo que se anuncia como el capítulo final de la saga basada en hechos reales. Completan el reparto Mia Tomlinson y Ben Hardy, que encarnan a Judy Warren y a su novio, junto a Steve Coulter (padre Gordon), Rebecca Calder, Elliot Cowan, Kíla Lord Cassidy, Beau Gadsdon, John Brotherton y Shannon Kook.
Michael Chaves, que ya tomó el testigo de James Wan en la tercera entrega, vuelve a ser el responsable de la dirección de la cuarta. El cineasta ha dirigido otras películas de este universo cinematográfico, como La Llorona y La Monja II.