MADRID, 5 Jul. (CulturaOcio) -
El juego del calamar ha llegado a su fin con su tercera temporada, en la que los jugadores se han enfrentado a tres nuevos juegos letales. Y, como ya venía ocurriendo en anteriores entregas, el dormitorio exhibe en sus muros un mensaje oculto que da importantes pistas sobre el futuro de la competición, tanto a los jugadores como a los espectadores.
Así, en la primera temporada, las paredes estaban plagadas de figuras que ilustraban los juegos a los que tendrían que enfrentarse. No obstante, ningún participante ha llegado nunca a hacer alusión a estos mensajes, que van quedando al descubierto progresivamente a medida que más concursantes mueren y, paulatinamente, sus literas se van retirando, dejando las paredes al descubierto.
En el caso de la temporada 3, las frase 'hodie mihi, cras tibi' estaba pintada con grandes letras en las paredes del dormitorio. Se trata de una expresión latina que en español significa "Hoy a mí, mañana a ti". La frase se corresponde con un pasaje de la Biblia en el que se aconseja no llorar demasiado a los fallecidos. Hace referencia a que la muerte llegará a todas las personas por igual y es un recordatorio para los jugadores de que su fatal destino ya está sellado.
Temas como el capitalismo y su inevitable impacto en las nociones de moralidad y ética de las personas son esenciales en El juego del calamar, como ya ha explicado en diversas ocasiones su creador Hwang Dong-hyuk. Así, muchos personajes, como el Líder, encarnado por Lee Byung-hun, justifican la letal competición bajo este lema.
La inevitabilidad de la muerte respalda su creencia de que los juegos son una esperanza para personas sin perspectivas de futuro que, ya fuera antes o después, acabarían falleciendo igualmente. Estos personajes consideran que las vidas de los jugadores no tienen ningún valor y disfrutan perversamente viéndoles luchar por su supervivencia.
