MADRID, 4 Jul. (CulturaOcio) -
Hwang Dong-hyuk, creador de El juego del calamar, ha puesto el broche final a la serie protagonizada por Lee Jung-jae. No obstante, el desenlace que han podido ver los fans no es el único que el 'showrunner' tenía en mente... Y es que el destino de Gi-hun podría haber sido muy distinto, pero el director ha explicado por qué acabó decantándose por ese final agridulce en particular.
((ATENCIÓN: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS))
En los últimos compases de la mortal competición, Gi-hun se ve obligado a tomar una difícil decisión, ya que las reglas dictan que todavía debe ser eliminado un jugador más y solo quedan con vida él mismo y el bebé de la jugadora 222. Así, en un noble sacrificio, Gi-hun se suicida para salvar al bebé, que acaba ganando los juegos. Sin embargo, Dong-hyuk ha confesado que no siempre tuvo en mente acabar con la vida del personaje encarnado por Jung-jae, si bien esto tampoco significa que pensase sacrificar al bebé.
"Sí pensé en que Gi-hun viviera. Pensé en un final en el que Gi-hun saliera del juego de una forma u otra y se fuera a Estados Unidos a ver a su hija", reveló el creador de la ficción en declaraciones a TheWrap.
"Pero en el proceso de escritura, cambié de idea. Pensé, ¿qué historia quiero contar a través de la serie? Además, me fijé en lo que estaba ocurriendo en el mundo en ese momento y en cómo había menos esperanza para la humanidad. Pensé en Gi-hun sacrificándose por este bebé, como todos deberíamos hacer por nuestra futura generación. Era un final más adecuado tanto para la serie como para el personaje", explicó Dong-hyuk.
El director expuso que, en la ficción, "el simbolismo de los niños" va más allá del "hijo biológico de un personaje". "Quería que simbolizara cualquier tipo de esperanza que podamos tener en el futuro, así como nuestra voluntad de vivir... Quería retratar este mensaje en el que todos estos personajes y quienquiera que los esté viendo sueñan con lo que está por venir en el futuro", señaló.
Por otro lado, cabe remarcar que el sacrificio de Gi-hun supone la victoria definitiva en su enfrentamiento ideológico con el Líder, dando una poderosa razón para creer en la bondad humana. Según apuntó el director, las acciones del jugador 456 sin duda tocan "algo en el corazón de In-ho, quizá un pequeño resquicio de esperanza que tenía escondido en lo más profundo", además de provocarle "cierta vergüenza" al mostrarle un camino que él mismo no pudo tomar.
"Al arruinarse por completo la arena de los juegos en Corea y ver a ese bebé que logró salir del juego, se produjo un gran cambio en el Líder, y creo que fue provocado por las acciones de Gi-hun. Quería que eso fuera también lo que sintiera el público", reflexionó Dong-hyuk.