MADRID, 17 Jul. (CulturaOcio) -
En 2018 Netflix estrenó A ciegas, película con Sandra Bullock en la que la aparición de unas extrañas criaturas de origen desconocido cuya simple visión llevó al suicidio a gran parte de la población, desapto el caos mundial. Ahora, el servicio de streaming lanzado una nueva película inspirada en el mismo universo, Bird Box Barcelona, que ambientada en la Ciudad Condal enfoca este extraño apocalipsis desde otra perspectiva y que aporta nueva información sobre las critaturas y cuenta, además, con un sorprendente final.
((ATENCIÓN: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS))
Estas criaturas, que no se han mostrado durante ningún momento en las dos películas de la saga, tampoco cuentan aún con un origen claro. Hay quien les define como monstruos, seres de otra demiensión, aliens e incluso entes sobrenaturales o ángeles. En un tramo de la película se lanza la teoría que en realidad pueden ser "seres cuánticos" capaces de cambiar de forma en función de los miedos, la culpa, los traumas y el dolor de una persona. Pueden convertirse en un "torturador o dios" que obliga a la persona que establece contacto visual con ellos a suicidarse.
Para evitar ver estos entes que les obligarían a quitarse la vida, los supervivientes deben protegerse llevando los ojos vendados en el exterior. Uno de ellos es Sebastián, el personaje protagonista encarnado por Mario Casas, que intenta llevar un grupo de supervivientes a un castillo de Montjuc, donde la humanidad se está agrupando.
Sin embargo, debido a los oscuros secretos que esconde Sebastián, el plan falla y el grupo, formado inicialmente por siete personas y dos perros, queda reducido tan solo a tres integrantes. Y de ellos solo dos, una niña alemana y una escritora estadounidense, finalmente conseguirán sobrevivir.
Y es que, a través de distintos flashbacks, Bird Box Barcelona revela que Sebastián es, en realidad, un vidente: una de esas pocas personas que es capaz de ver a estas criaturas que provocan el suicidio sin quitarse la vida. Estos "indultados", además, son seducidos por estas entidades --a las que en lugar de como aliens o monstruos ven como ángeles envíados por el mismísimo Dios-- y engañados para ayudarles a acabar con los humanos que han sobrevivido.
Es decir, usando sus miedos y traumas y creando en ellos ilusiones (en el caso de Sebastián la falsa promesa de reunirse con su hija Ana, a la que perdió hace varios meses) consiguen que estos videntes obliguen a los pocos supervivientes a mirar las criaturas, provocando así su muerte. El protagonista en cuestión es parte de una secta liderada por el padre Esteban, un cura encarnado por Leonardo Sbaraglia que también tiene como objetivo "salvar" a las personas y, a través de la mortal visión de estas criaturas, "liberar sus almas".
Sin embargo, en el tramo final de película, Sebastián se resiste a propiciar la muerte Claire y de la niña Sofía y lucha contra Esteban y sus seguidores, sacrificándose para que Claire y Sofía puedan usar el teleférico y llegar al castillo. Sebastián finalmente acepta que su misión con Esteban no era divina y que el cura y su secta no liberó a Ana cuando la niña saltó al vacío desde la azotea de un edificio después de ver una de estas criaturas.
Gracias a que Sebastian retiene al cura y sus acólitos, Claire y Sophia llegan al castillo a través del teleférico. Allí unos militares las reciben bajo extremas medidas de seguridad. Se trata, efectivamente, de una zona segura donde unos cientos de personas han conseguido reagruparse y, en la medida de lo posible, rehacer su vida mientras el resto del planeta es un párramo desierto plagado de cadáveres.
PRUEBAS CON VIDENTES... Y CON UNA CRIATURA
Pero el final de Bird Box Barcelona aún cuenta con otra sorpresa. Mientras que Sophia está contenta de reunirse con su madre, a Claire la trasladan a un laboratorio donde le extraen sangre. Claire se entera de que los militares están experimentando con videntes para intentar crear una cura a partir de la sangre y el ADN de aquellos que han sobrevivido a la visión de las criaturas.
"!¿Qué estáis buscando exactamente?", pregunta Claire. "Un marcador químico. Una alteración epigenética del ADN", responde la doctora militar. Lo que están buscando, apostilla segundos después Claire, son restos de "traumas" que hayan impactando tanto en los sujetos que han trastocado su genética, haciéndoles resistentes a la visión de las criaturas. "En raras ocasiones, formas extremas de estrés pueden afectar al AND de la gente, cambiarlo incluso. Abusos, violencia...", explica la doctora.
Pero en su búsqueda para comprobar si los videntes comparten la misma alteración epigenética, los doctores españoles cuentan con inesperado as bajo la manga. Y es que el plano final de película revela con otro gran giro final al descubrir que también llevando a cabo pruebas con una criatura capturada, a la exponen sus experimentos en ratones para testar si están en la senda correcta para crear la inmunidad. Una revelación final que deja la puerta más que abierta para una continuación en la que, ya con cierto grado de inmunidad o con algunas personas dotadas de la misma, la humanidad pueda contraatacar y recuperar el plantea de las garras de estas extraños seres.
