Muere a los 92 años Tatsuya Nakadai, leyenda del cine japonés y actor en La condición humana, El infierno del odio y Ran - SOCHIKU
MADRID, 12 Nov. (CulturaOcio) -
Tatsuya Nakadai, actor habitual en el cine de Akira Kurosawa y Masaki Kobayashi, ha fallecido a los 92 años. Según ha confirmado su escuela y compañía teatral Mumeijuku, el intérprete de películas como La condición humana, El infierno del odio y Ran murió el sábado 8 de noviembre en un hospital de Tokio a causa de una neumonía.
"Al tratarse de una noticia tan repentina, pedimos disculpas por la tardanza en comunicarla a las personas implicadas. Agradecemos de corazón la enorme consideración y el afecto que ha recibido durante tantos años", señala el comunicado difundido por Mumeijuku. "El velatorio y el funeral se llevarán a cabo, por expreso deseo del difunto, únicamente con sus familiares más cercanos. Sobre un acto de despedida público, informaremos oportunamente", continúa.
El actor y maestro de teatro clásico Mansai Nomura, que fue compañero de reparto del difunto en Ran, ha rendido homenaje a Nakadai recordando el rigor y la delicadeza del intérprete: "El 22 de junio de este año vi la función de clausura de Madre Coraje y sus hijos y fui testigo de una interpretación de un peso y una capacidad de abrazo escénico enormes, y al mismo tiempo de una ligereza y una gracias encantadoras. En aquel escenario nos mostró la cúspide de lo que un actor puede alcanzar".
"Desde la posición de las artes tradicionales, quiero subrayar que, mientras encabezaba la escena contemporánea, supo formar a muchos intérpretes, entre ellos Koji Yakusho y Mayumi Wakamura, un mérito que merece destacarse. Rezo de corazón por su descanso", culmina Nomura, que destaca la labor pedagógica de Nakadai.
El propio Yakusho, protagonista de la reciente Perfect Days, alumno de la segunda promoción de Mumeijuku y a quien Nakadai bautizó artísticamente, no pudo emitir una declaración por el impacto de la noticia, según su agencia: "Es algo tan repentino y el shock es tan grande que no está en condiciones de hacer comentarios".
ENTRE KUROSAWA Y KOBAYASHI
Nacido en Tokio el 13 de diciembre de 1932, Nakadai se formó en el prestigioso teatro Haiyuza y firmó una carrera que se extendió durante más de siete décadas, superando el centenar de películas. El intérprete encarnó tanto el cuestionamiento ético de Masaki Kobayashi como la épica moral de Akira Kurosawa, dos directores claves de la historia del cine japonés y mundial.
Su desembarco al cine llegó con Kobayashi, que lo fichó con un pequeño papel en La habitación amurallada (1956), encuentro que desembocó en una de las colaboraciones más fértiles del audiovisual nipón. Bajo las órdenes del cineasta, Nakadai cimentó su estatura internacional a través de la monumental trilogía de La condición humana, donde interpretó a Kaji, un pacifista atrapado por la maquinaria totalitaria durante la guerra. A esa etapa pertenecen también Harakiri (1962), Kwaidan (El más allá) (1964) y Rebelión (1967).
Con Akira Kurosawa su huella también es imborrable. Primero, como antagonista afilado de Toshiro Mifune en Yojimbo (El mercenario) (1961) y Sanjuro (1962), que culmina con uno de los duelos más impactantes del cine de samuráis. Después, dejó una interpretación de referencia en el thriller social El infierno del odio (1963) y fue protagonista en títulos tardíos del maestro como Kagemusha, la sombra del guerrero (1980) y Ran (1985), tragedia inspirada en El rey Lear que le exigió transformarse en un señor de la guerra anciano y devastado.
En 1975 creó junto a su esposa, la actriz Yasuko Miyazaki, Mumeijuku, un seminario-compañía en el que combinó docencia y funciones. Nakadai estuvo en activo sobre los escenarios hasta 2025, con giras como la de Madre Coraje y sus hijos en el Teatro de Noto, donde fue aclamado a sus noventa y dos años.
La trayectoria de Nakadai fue ampliamente reconocida por su país. Recibió la Orden de la Cultura en 2015, la más alta distinción que el emperador concede por aportaciones a las artes y las ciencias, y fue designado Persona de Mérito Cultural. En 2024, fue propuesto como Ciudadano de Honor de Tokio.
Con la muerte de Nakadai, el cine pierde a un intérprete irrepetible; el teatro, a un maestro con vocación pedagógica; y los espectadores, a un rostro capaz de sostener el peso trágico de toda una época. Su filmografía seguirá dialogando con nuevas generaciones sobre violencia, poder, dignidad y resistencia.