MADRID, 29 Dic. (CulturaOcio) -
Los renglones torcidos de Dios ha sido una de las grandes revelaciones del año cinematográfico español. La película, dirigida por Oriol Paulo (Contratiempo) y que ya puede verse en Netflix, está basada en el libro de Torcuato Luca de Tena. Sin embargo, incluye cambios significativos con respecto a la novela, especialmente en su final.
((ATENCIÓN: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS))
A lo largo de toda la cinta, Los renglones torcidos de Dios sigue la historia de Alice Gould, una mujer que entra en un sanatorio mental. Se barajan dos posibles versiones, una en la que la protagonista está realmente enferma y crea realidades imaginadas para hacerse pasar por cuerda, y otra en la que ha ingresado voluntariamente para investigar, por encargo del Doctor García del Olmo, un asesinato.
Según transcurren los minutos, Alice descubre toda una conspiración contra ella. De acuerdo a sus sospechas, todo está orquestado por su marido, que la acusa de haber intentado matarle, y por el Doctor Alvar, su gran enemigo en el filme. En el desenlace, todo parece haberse resuelto del lado de Alice, pero en un instante todo da un giro imprevisto.
El tribunal del centro vota en favor del personaje de Bárbara Lennie, concluyendo que no está enferma y dándole el alta para que pueda salir del lugar y recuperar su vida. El Dr. Alvar dimite como responsable del sanatorio, ha perdido. Pero, antes de abandonar el lugar, anuncia la llegada del desaparecido Doctor Donadío, el supuesto responsable de que Alice permaneciera ingresada.
Es entonces cuando entra el Doctor García del Olmo, que es en realidad el mismísimo Donadío. Alice, sorprendida y asustada, mira a cámara y la película termina. Lo que en realidad se ha demostrado con este final es que Alice sí está enferma. Sufre de paranoia y había conseguido reimaginar toda la situación desde que ingresó en el centro al cambiarle el nombre a Donadío por el de García del Olmo para que sus piezas encajaran.
El doctor confirma las sospechas cuando, al entrar en la sala del tribunal, le dice: "Hola Alice, ¿En qué lío te has metido esta vez?". Por lo que parece, no es la primera vez que la enfermedad le juega una mala pasada así. La paranoia que sufre Alice es real. En su propio relato ella había sido capaz de engañarse a sí misma, a sus compañeros del sanatorio, a los doctores del tribunal y hasta a los espectadores de la película.
CAMBIOS CON RESPECTO AL LIBRO
Este final de Los renglones torcidos de Dios es muy distinto al que escribió Luca de Tena. El autor logró que Alice recibiese el alta médica y consiguiese salir del sanatorio. Sin embargo, ella misma descubre que en realidad es incapaz de vivir fuera del centro, aceptando al fin su enfermedad y regresando de manera voluntaria.
