El final de Los favoritos de Midas, explicado: ¿Quién está dentro del coche?
El final de Los favoritos de Midas, explicado: ¿Quién está dentro del coche? - NEFLIX - Archivo
Publicado: lunes, 16 noviembre 2020 19:53

   MADRID, 16 Nov. (CulturaOcio) -

   Un empresario con férreas convicciones morales, un suculento conglomerado mediático, una sociedad en píe de guerra cansada de endémicas desigualdades y un macabro chantaje articulado por enemigos invisibles, poderosos y sin escrúpulos. Estos son los ingredientes principales con los que Los favoritos de Midas, la nueva serie de Netflix, construye un thriller contemporáneo sobre la corrupción -social, económica y moral- en el que pocas cosas son blancas o negras y en el que impera una amplia gama de grises que acaba arrastrando con todo y con todos.

((ATENCIÓN: ESTA NOTICIA CONTIENE SPOILERS))

   Como bien sabrán quienes hayan visto los seis capítulos de la miniserie creada por Mateo Gil, esos peligrosos e insaciables grises pueden incluso con Victor Genovés, el personaje de Luis Tosar, que acaba sucumbiendo al chantaje de Los favoritos de Midas y a su contagiosa ambición y sed de dinero y poder. Pero no, no lo hace pagando.

   Desde el primer capítulo de la serie basada en el relato de Jack London, aquel en el que le comunican que si no paga 50 millones una persona morirá cada cierto tiempo, la organización autodenominada como Los favoritos de Midas ha contactado con Genovés a través de mensajes, por carta en un clásico sobre lacrado, o también vía electrónica. Es en el último de esos mensajes en el que, al fin, 'los favoritos' ponen sus cartas sobre la mesa y explican la verdadera intención de su extorsión.

   Así, en los minutos finales del sexto capítulo, la voz en off de Tosar lee la última carta en la que 'los favoritos' se congratulan de que el señor Genovés haya "superado de forma sobresaliente el reto" que "inicialmente" le plantearon y le dan la bienvenida a su "hermandad".

   "Es hora de que nos conozcamos personalmente y le hagamos participe de nuestros objetivos, tenemos grandes para el futuro. Lo estamos esperando abajo. A partir de este momento considérese usted uno de Los favoritos de Midas", concluye el mensaje recitado por un Genovés que sí, tiene la misma voz... pero es un hombre totalmente diferente.

    Una limusina negra espera a la puerta de la torre donde Malvar tiene sus oficinas y hacia ella se dirige el personaje de Luis Tosar. Lo hace ya con el gesto y la mirada totalmente cambiados desde que decidió dejar de luchar contra corrupción y dejar de lado sus ideales, sus remordimientos y su conciencia para abrazar la podredumbre moral y moverse en esa escala de cómodos grises en la que se mueven las altas esferas. Allí, y tras comprobar un par de segundos quién está en el interior del lujoso vehículo, decide entrar en el coche. El vehículo arranca... y fin. Ya no sabemos más de Víctor, el nuevo Favorito de Midas.

UN VIRUS IMPARABLE

   ¿Quién estaba dentro del coche? ¿Será María José, su gran amiga con la que acaba de firmar un acuerdo millonario? ¿Será la Secretaria de Estado? ¿Será su presunto rival en la junta de accionistas? ¿Su abogado que también lo fue antes de su precedesor? El gesto de Víctor no denota sorpresa al mirar dentro de la limusina. Su mueca, enigmática, es más bien equiparable a un "lo sabía" o "todo encaja".

Lo cierto es que, más allá de la mera curiosidad, poco o nada importa quién estuviera dentro. El coche podría estar vacío y el mensaje que lanza el final de Los favoritos de Midas sería el mismo e igual de desesperanzador.

   Sea quienes sean, su identidad es prácticamente lo de menos. Todos ellos, y algunos más, le dedicaron miradas cómplices a Genovés cuando decidió cambiar, cuando se dejó "contagiar" por la abominable pero seductora propuesta de Los favoritos de Midas. Tal y como decía el atinado inspector Conte (Willy Toledo) no son alguien, son algo: un "virus" que se extiende, una oscura red de corrupción y poder que fagocita todo lo que necesita para seguir adelante y destruye aquello que se interpone en su camino.

   Su objetivo al extorsionar a Genovés no era conseguir 50 millones de euros, unas migajas para ellos, sino comprobar de qué pasta estaba hecho el personaje de Luis Tosar para poder sumarle a sus filas, para fagocitar a él y a su imperio mediático y conseguir que pasen a engrosar su maquinaria. Una maquinaria de codicia y corrupción sistémica que es, y ese es el desalentador mensaje que deja en el aire la nueva miniserie de Netflix, totalmente imparable y ante la que nada ni nadie puede resistirse.

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