Muere Chris Cornell: Eddie Vedder se queda en solitario al frente de la 'maldita' generación grunge

EDDIE VEDDER Y CHRIS CORNELL
EDDIE VEDDER Y CHRIS CORNELL - YOUTUBE
Actualizado: jueves, 18 mayo 2017 20:15

MADRID, 18 May. (EDIZIONES - David Gallardo) -

Apenas un puñado de horas después de actuar la pasada noche al frente de Soundgarden en Detroit, Chris Cornell moría en la habitación de su hotel (todo parece indicar que la policía va a investigar su deceso como posible suicidio, pero esa es otra historia ahora). Sea como fuere, la única certeza ahora mismo es el fallecimiento del músico estadounidense.

Tras conocerse la noticia, rápidamente Chris Cornell se hacía trending topic en Twitter, mientras los mensajes se multiplicaban exponencialmente en otras redes sociales. Músicos famosos expresaban su estupefacción ante el inesperado fallecimiento de su colega, al mismo tiempo que los fans trataban de digerir lo acontecido.

Una vez asimilado, aparecía entre los trending topics otro nombre, sin duda muy relacionado con el de Cornell. Hablamos del cantante de Pearl Jam, Eddie Vedder. Y es que ambos, junto a Kurt Cobain de Nirvana, conformaron (y conforman y conformarán siempre) el triunvirato de capos absolutos del rock alternativo de los noventa en general y del grunge en particular.

Hubo muchas más bandas. Demasiadas, de hecho, pues tal fue la eclosión que la tendencia terminó mutando en moda dominante, reinando en lo más alto de las listas de ventas de todo el planeta. Pero convengamos que Nirvana, Pearl Jam y Soundgarden fueron los más robustos nombres, los principales estandartes del movimiento que conquistó el mundo partiendo desde Seattle.

El primer lustro de los noventa fue literalmente suyo, pero como toda gran revolución el impulso venía de atrás. Desde la segunda mitad de los ochenta, concretamente, cuando todos los implicados emprendieron camino. Y tras años de fogueo, la batalla explotó cuando en 1991 Pearl Jam publicó Ten (en agosto), Nirvana lanzó Nevermind (en septiembre) y Soundgarden editó Badmotorfinger (en octubre).

En un trimestre tan brillante como fulgurante, cambiaron las reglas del juego y el grunge conseguía insultante hegemonía con su mezcla de hard rock clásico, punk, garage y noise. Cada banda decidió en qué medida equilibraba esos ingredientes y, a partir de ahí, a llenar la parrilla de la MTV con videoclips emitidos en bucle mientras la caja registradora no cesaba en su lucrativo tintineo.

Apoyándose sobre el éxito de Nirvana, Pearl Jam y Soundgarden, otros muchos grupos consiguieron relevancia. Algunos estaban antes, otros surgieron a la vez y otros nacieron a rebufo. Pero desde que el trío dominante lanzó sus obras magnas y el cineasta Cameron Crowe estrenó la película Singles (en la que aparecían miembros de Pearl Jam, Soundgarden y Alice in Chains), todo se disparó a la velocidad de la luz.

Ya que hemos mencionado a Alice in Chains, otros que forman parte del quinteto de oro junto a Stone Temple Pilots, podemos también recordar otros nombres como Mudhoney, Green River, The Melvins (la banda para la que Kurt Cobain ejerció como conductor en sus años mozos), Mother Love Bone, Temple of the Dog (supergrupo de 1991 con miembros de Pearl Jam y Soundgarden), Screaming Trees, Bush, Candlebox, Silverchair... e incluso, salvando las distancias, Pixies, Sonic YouthSmashing Pumpkins de Billy Corgan.

Resulta complicado trazar la frontera dentro del rock alternativo norteamericano de los noventa para determinar qué era grunge y qué no, pues en realidad todos compartían influencias y, lógicamente, también ansias de éxito, por lo que fueron centenares los grupos similares que surgieron tratando de atrapar su pedazo del pastel. Incluso a partir de 1995 aparecería una segunda generación de grunge 2.0, pero esa es otra historia que no viene al caso ahora.

'MALDITISMO' DE LA GENERACIÓN GRUNGE

Lo que sí viene al caso es hacer notar que con la muerte de Chris Cornell se apuntala la idea del malditismo de la generación grunge. Es verdad que engulleron de manera opípara todos los excesos, pero no es menos cierto que otros muchos rockeros vivieron de manera parecida antes que ellos, muchos de los cuales siguen entre nosotros como venerables abueletes. Pero no ocurre eso con el grunge.

Porque ya antes de ser un movimiento en sí mismo, el grunge tuvo un primer martir: Adrew Wood, cantante de 24 años de Mother Love Bone, en cuya memoria los chicos de Pearl Jam y Soundgarden formaron Temple of the Dog en 1991. Fue justo antes de la llegada torrencial del éxito y de alguna manera ahora también parece un detonante significativo.

Tres años después, en abril de 1994, Kurt Cobain se suicidaba en la cima del éxito de Nirvana y se convertía en el mártir oficial, en el icono generacional, en el ángel caído que, justo al caer y sin querer, golpeaba la puerta que comenzaba a cerrar toda la gloria del grunge. Porque lo que está claro es que tras su deceso, nada fue igual.

El fallecimiento a los 27 años de Kurt, unido al lógico agotamiento de la moda, provocó que la llama se fuera apagando paulatinamente mientras esas bandas grunge 2.0 a las que hacíamos referencia aún disfrutaban de algunos buenos rescoldos durante la segunda mitad de los noventa. Cada vez menos ardientes, cada vez más fría ceniza.

Otros varios cayeron en el camino, como en octubre de 1995 Shanon Hoon (a los 28 años) de Blind Melon, banda que sin ser exactamente grunge, sí compartía generación. The Smashing Pumpkins vivieron su propia tragedia con la muerte en 1996 de su teclista de directo, Jonathan Melvoin, por una sobredosis en un hotel de Nueva York junto al baterista Jimmy Chamberlin (que fue despedido de manera fulminante, aunque regresaría).

Recordemos también a Morphine, banda de Massachusetts activa durante toda la década de los noventa y liderada por Mark Sandman. Nunca lograron dar el salto de popularidad, pero contaron con gran seguimiento en los circuitos del rock alternativo. Sufrió un infarto que le provocó la muerte en 1999 durante un concierto en Italia, algo que se relacionó con su fuerte adicción al tabaco, al estrés y la alta temperatura del local.

EL FIN OFICIAL DEL GRUNGE

No hay coincidencia de opiniones a la hora de señalar el momento exacto en el que el grunge se acabó oficialmente. Todavía sigue a su manera, de hecho. Pero no es aventurado afirmar que fue el 5 de abril de 2002, cuando murió con 34 años Layne Staley, vocalista de Alice in Chains, otro de los jóvenes ídolos del grunge. Y se marchó exactamente ocho años después que Kurt, por añadir misticismo al asunto.

Otro caso: Mike Starr, bajista fundador de Alice in Chains, grupo en el que tocó desde 1987 hasta 1993. La policía de Salt Lake City encontró su cuerpo sin vida en marzo de 2011. Starr tenía tan solo 44 años y había tratado de rehabilitarse en varias ocasiones, pero la autopsia determinó que una sobredosis de medicinas recetadas había sido la causa de la muerte.

Con el movimiento ya esfumado, sus referentes se adaptaron y prosiguieron sus carreras de diversas maneras, como Scott Weiland de Stone Temple Pilots cantando con ex miembros de Guns n' Roses en Velvet Revolver durante la primera década del siglo XXI, antes de emprender después un variopinto e intrincado camino como solista.

Fueron los excesos y su temperamento los que provocaron la salida de Weiland de Stone Temple Pilots, que optaron por seguir con otros vocalistas. Y en plena gira con su banda The Wildabouts, terminaría muriendo Scott el 3 de diciembre de 2015 a los 48 años. Demasiados referentes del grunge fuera de combate antes de alcanzar el medio siglo de vida.

Y así llegamos hasta el 17 de mayo de 2017 y a la muerte de Chris Cornell (sea por la causa que sea) en plena gira de Soundgarden, ya a estas alturas un grupo clásico de la historia del mainstream del hard rock. Igual que Pearl Jam, banda que 26 años después de arrasar con Ten en 1991, ahora es emblema sagrado del rock americano de toda la vida.

"Kurt Cobain no está, Layne Staley tampoco. Scott Weiland se fue y ahora Chris Cornell también. Hay que proteger mucho a Eddie Vedder", sentencia un mensaje en Twitter de Ricardo Tapia (@_moonsafari). Y así, en menos de 140 caracteres, queda resumido el sentimiento que toda una generación comparte este jueves 18 de mayo. El del desamparo provocado por la muerte, que nos obliga a tomar conciencia de que el tiempo que se escurre entre los dedos.

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