'Oslo, 31 de agosto': los abismos de la edad adulta

Oslo, 31 agosto
Foto: OSLO, 31 AGOSTO 
            

Por Mirian San Martín

   "¿Cuáles son mis objetivos en la vida? ¿He de tener familia? ¿Qué quiero ser? ¿Cómo conseguirlo?". El director noruego Joachim Trier dispara varias balas en forma de preguntas existenciales en su nuevo filme, 'Oslo, 31 de agosto', en el que ataca directamente a los dilemas de la edad adulta que llenan la cabeza de quienes han de tomar decisiones vitales.

   Estas son algunas de las cuestiones que gravitan sobre la multitud de personajes que pasean por su nuevo filme, algunos importantes piezas relacionadas con el protagonista del filme, Anders, y otros completos desconocidos en cuyas mentes se sumerge el director.

   La cinta está basada en la novela 'La feu follet' (1931), de Drieu La Rochelle, en la que cinco décadas antes también se inspiró el cineasta francés Louis Malle en un largometraje homónimo, un relato que Trier trae al presente para demostrar que los miedos del protagonista que vaga por París en la novela de La Rochelle y en la película de Malle son atemporales.

   El elemento central de esta historia es Anders, un hombre de 34 años que se encuentra a punto de terminar un tratamiento de desintoxicación y que recibe una autorización para realizar una entrevista de trabajo en su ciudad, Oslo. El personaje aprovechará esta oportunidad para reencontrarse con los amigos y familiares a los que ha dejado atrás.

   Anders es culto, inteligente, atractivo, agradable y popular. Tras un largo tratamiento, lo tiene todo para poder ser feliz y para encontrar una manera de arrancar una nueva vida. Pero sus expectativas y su autoexigencia son tan altas que lo llevan a la autodestrucción.

Oslo, 31. august 

EL VÉRTIGO DE VIVIR

   Esta no es una historia de drogas, ni aborda las adicciones. Tampoco habla acerca de cómo sobrevivir a una historia traumática. En este filme, Trier invierte los factores y sitúa a su protagonista y al espectador ante el mayor vértigo de todos: vivir y saber afrontar cada uno de los problemas que eso conlleva.

   En cada uno de estos reencuentros y en cada una de las conversaciones que mantiene Anders con las personas a las que más quiere brota un problema contemporáneo que afronta todo ser humano en plena edad adulta: tomar decisiones sobre su vida y dudar acerca de la decisión ya se ha tomado.

   El coste de oportunidad, ese término económico con el que se calcula "el valor de la mejor opción no realizada", parece una constante en algunos pasajes de esta película y la indecisión está presente en temas tan universales como la maternidad, la rutina en la pareja, los fracasos profesionales y el miedo a la vejez.

   A pesar de la aparente dureza del argumento, Trier demuestra tener la capacidad de enumerar uno tras otro los dilemas de la edad adulta a lo largo del día que dura esta película y consigue como resultado una película ligera que no cansa al espectador y que no lo obliga a responder al instante. De una manera audaz, el director de 'Oslo, 31 de agosto' guarda en el subconsciente del público sus preguntas.

Oslo, 31. august

   Sus cualidades como cineasta beben directamente de los directores a los que más admira, esos que saben contemplar la realidad. Entre ellos, Trier siempre cita a Michelangelo Antonioni, Andréi Tarkovski, Ingmar Bergman o Woody Allen.

   A ellos debería sumar Win Wenders, ya que una de las escenas centrales de esta película, en la que el protagonista se hace eco de los pensamientos de todos los individuos que se encuentras físicamente a su alrededor, parece extraída directamente de 'Der Himmel über Berlin' ('El cielo sobre Berlín'), del director alemán.

   Sin duda, una de las películas imprescindibles de esta temporada, con la que reflexionar acerca de los problemas de la edad adulta y disfrutar de una exquisita narración visual.