36 años de Boy, el primer disco de U2: Canciones de inocencia post-punk

Actualizado: jueves, 20 octubre 2016 13:19

MADRID, 20 Oct. (EDIZIONES - David Gallardo) -

U2 están preparando su próximo disco, Songs of Experience, continuación de su hasta ahora última obra, Songs of Innocence, con la que recorrieron el mundo durante 2015 dentro de una gira mundial llamada Innocence + Experience Tour en la que bucean en sus recuerdos de infancia y adolescencia en el Dublín de finales de los años setenta.

En una especie de cuadratura del círculo, el grupo permanece adentrado en la misma temática con la que Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen irrumpieron con su primer largo el 20 de octubre de 1980, titulado Boy y que reflexiona sobre temas como las frustraciones y los miedos de la juventud y la adolescencia.

De hecho, tanto en Songs of Innocence (editado en 2014) como en Boy (de 1980) hay dos canciones dedicadas a la madre de Bono, fallecida trágicamente cuando el vocalista contaba con 14 años: Iris en Songs of Innocence y I will follow en Boy. Un puente emocional con 34 años de distancia pero con tratamiento similar.

Pero aunque los sentimientos sean de alguna manera casi idénticos, lo cierto es que han pasado muchas cosas por el camino. Porque los U2 que publicaron Boy en octubre de 1980 eran apenas unos veinteañeros que tan solo habían editado previamente un EP titulado U2 Three en 1979.

Cuando Boy llegó a las tiendas habían pasado cuatro años desde que Larry Mullen hubiera puesto en 1976 un anuncio en la Mount Temple Comprehensive School de Dublín buscando gente para montar un grupo. Ese fue el instante seminal en el que nació la banda de rock más grande del mundo, pero todavía había muchos surcos de vinilo que rellenar.

En el tiempo comprendido entre la famosa reunión y la edición de Boy, U2 (primero llamados Feedback y The Hype) se dedicaron en cuerpo y alma a tocar en directo y ganar seguidores concierto a concierto gracias al ímpetu de un Bono fuertemente influenciado por el punk rock en general e Ian Curtis de Joy Division en particular (de hecho, el productor de Joy Division, Martin Hannett, iba a producir Boy, pero no pudo ser).

Los cronistas de la época coinciden en recalcar la insolencia adolescente de un vocalista al que parecía irle la vida en cada concierto, respaldado por la ya entonces original y cinemática guitarra de The Edge y una base rítmica tan instintivamente pétrea como inexperta.

De hecho, lo que propició que U2 consiguieran su contrato discográfico con Island Records (después de ser rechazados por CBS) fue la combinación post-punk con los sonidos vanguardistas de unas guitarras que abrirían nuevo caminos al rock de estadio. Sin saberlo, tenían en sus manos los ingredientes necesarios. Era cuestión de agitarlos y ahí apareció el mánager Paul McGuinness (con el grupo hasta su retiro en 2013).

I WILL FOLLOW

Junto a McGuinness, buena culpa del éxito inicial de U2 la tuvo el productor Steve Lillywhite, quien supo ver el potencial del cuarteto durante las sesiones de grabación en los Windmill Lane Studios de Dublín y darle un sonido suficientemente ambicioso y ampuloso (repetiría después en una decena de trabajos del grupo hasta 2009). Y para muestra un botón: I will follow.

La primera canción del primer disco de U2 sigue sonando furiosa en la actual gira de la banda y es esencial en su discografía. De hecho, es la única canción que ha sonado en todos sus tours. Y como decíamos, versa sobre la muerte de la madre de Bono (llamada Iris) al sufrir una hemorragia cerebral en el funeral del abuelo del cantante (cuando éste tenía 14 años).

El caso de I will follow sirve, por tanto, para ejemplificar las pretensiones de los jóvenes U2, pues a pesar de ser considerados poco más que unos desafiantes mocosos irlandeses, pusieron sobre la mesa desde el primer momento canciones rebosantes de épica herócica y con una capacidad comunicadora descomunal, derivadas de un ejercicio desnudo de honestidad brutal.

Pero no solo de I will follow vive Boy, pues cuenta con otras canciones que U2 tocaba habitualmente en sus 'early days', tales como Out of Control (recuperada también ocasionalmente en su última gira, por aquello de enganchar narrativamente con el origen de todo), Stories for Boys y Twilight.

La voz descontrolada y poco educada de Bono salvaba sus carencias con una pasión fuera de lo habitual, que circulaba como un tren sin frenos sobre las guitarras Gibson Explorer y Fender Stratocaster de The Edge (influenciado por Television y Siouxsie and the Banshees), también en temas compuestos sobre la marcha en el propio estudio, como An Cat Dubh y The Ocean.

LANZAMIENTO MUNDIAL

Una vez en las tiendas, el disco llegó al puesto 52 en la lista de ventas del Reino Unido y al 63 en Estados Unidos, con Peter Rowen en la portada. Peter es hermano de Guggi (un artista amigo del grupo desde entonces hasta la actualidad) y es una cara familiar para los fans del grupo pues aparecería después también en otros trabajos como War (1983) y The Best of 1980-1990.

Como curiosidad, la imagen de Peter Rowen fue cambiada por una fotografía distorsionada de los cuatro miembros del grupo en América y Canadá, pues la discográfica temía que pudieran ser acusados de pedofilia, a pesar de que solo muestra su rostro y sus hombros desnudos (por estar sin camiseta, algo que no se enseña).

"Demasiado ingenuo para el punk, demasiado poco irónico para la new wave. U2 llegaron con Boy como soñadores a lo grande y con la ambición para respaldarlo", resumió la revista Rolling Stone en su visionaria crítica del disco varios lustros atrás. Lo que no predijo es que estas canciones seguirían sonando 36 años después en los conciertos de unos U2 convertidos en el mayor dinosaurio del rock... y aún en busca de la experiencia sin perder la inocencia.