¿Ha empezado el declive de Muse?

Matt Bellamy, Chris Wolstenholme and Dominic Howard of Muse holding the award fo
PA WIRE/PA IMAGES / CORDON PRESS / IAN WEST
Publicado: sábado, 17 febrero 2018 8:43

   MADRID, 17 Feb. (EDIZIONES - David Gallardo) -

   Controversia con el nuevo single de Muse, Thought contagion. Y sirva como ejemplo el primer comentario debajo del vídeo estrenado por el grupo en su perfil de Facebook: "Escuchando por primera vez... 'Tío, ¿qué es esto? Esperaba algo mejor'. A la segunda: 'Guau, la línea de bajo es increíble'. A la tercera: 'Oh, no es tan mala como pensaba'. Y a la cuarta: 'Oooooh, Thought contaaaagion".

   Este jocoso comentario acumula 459 reacciones, la mayoría concediendo que es un tema que gana con las escuchas. Pero la cuestión es que hay también muchos fans que no pasan del primer estado, de ese que espera siempre algo mejor del trío integrado por Matt Bellamy, Dom Howard y Chris Wolstenholme. Y el problema real es que los fans esperan algo al menos tan bueno como lo mejor que tienen.

   Es lo normal con las carreras de largo recorrido, no pasa nada. Tengamos en cuenta que Muse empezaron en 1994 y que desde entonces han entregado siete discos de estudio, algunos tan memorables como Origin of Symmetry (2001) y Absolution (2003). Incluso su debut, Showbiz (1999), es profundamente amado por los más acérrimos, igual que Black holes and revelations (2006).

   Y convengamos que el trío no ha hecho nunca un álbum malo, claro que no, pues mantienen el nivel alto en The Resistance (2009), The 2nd Law (2012) y el último hasta la fecha, Drones (2015). Pero ya estos fueron recibidos con división de opiniones, aunque en su seno había algunos pelotazos básicamente indiscutibles. Pero en conjunto, pareciera que la excelencia se escurría entre los dedos para quedarse un escalón por debajo.

   Ese es el principal asunto, que cuando pasa el tiempo los fans que estaban ahí al principio empiezan a no comprender muy bien a los grupos. Y también pasa que, una vez superado cierto punto de no retorno, la creatividad baja un peldaño, como les ha pasado a todo, piensen en cualquiera: U2, Bruce Springsteen, Depeche Mode, Oasis, Pearl Jam, Kasabian, The Killers, The Rolling Stones... sencillamente no son capaces de pelear contra su propio legado.

DIG DOWN Y THOUGHT CONTAGION

   El álbum Drones (2015) fue bastante bien recibido, gracias principalmente a sus potentes riffs de guitarra y a un buen puñado de sólidas canciones. Desde entonces, Muse han decidido lanzar singles sueltos en busca de cierta inmediatez y frescura acorde con el frenesí de los tiempos. Una buena idea, sin duda apreciada por sus seguidores, si no fuera porque en realidad las canciones no están a la altura.

   Dig down llegó en mayo de 2017 provocando más desconcierto que otra cosa. Pero venga, va, es un pequeño regalo, tampoco hay que ponerse trascendental. Por eso había expectación con Thought contagion, pero las expectativas se han cumplido a medias, siendo generosos, pues se trata de un tema reconocible y que tiene su punto, pero que no mata. Un tema que de ser de otra banda tendría su gracia (lo mejor es su videoclip, plagado de referencias cinematográficas ochenteras).




   Otro comentario en el Facebook del grupo: "Aparentemente hay fans de Muse y aparte fans de su viejo material. Escuchad su vieja música si queréis escuchar el viejo sonido. Me gusta esta canción". Y ahora otro en la dirección opuesta: "Coldplay mezclado con Imagine Dragons. Echo de menos canciones como Citizen erased".

   No es baladí citar este tema, pues se trata de una de las catedrales de Muse, perteneciente, claro, a Origin of Symmetry. Los fans que estaban ahí en aquel momento, en 2001, lo tienen complicado para encontrar ya en el grupo algo a ese nivel, puesto que además, está más que constatado que las canciones que escuchamos en la adolescencia son las que nos marcan, por los motivos que sean.

   El debate es infinito, pero vamos con otro mensaje, en esta ocasión de un tal Kevin Bouquet: "Yo... no... comprendo. Publicasteis hace no mucho grandes canciones como Reapers, The handler, Aftermath y Psycho -todas ellas de Drones (2015)-. No me gusta Dig down y definitivamente tampoco me gusta esta. ¿Dónde están las líneas de bajo enfermizas, los solos de guitarra demenciales y las poderosas baterías? Espero más de vosotros, tíos, lo hicisteis mejor que esto".

LA LÍNEA DE LOS 40 AÑOS

   Cuando una banda de rock que empieza en la adolescencia se enfrenta al momento en el que sus miembros cumplen 40 años siempre pasa algo. Es un cruce de caminos definitivo y podemos recordar, de nuevo, el caso de U2, pues cuando ellos llegaron ahí se entregaron al conformismo de All that you can't leave behind (2000), dejando atrás los locos noventa. Comercialmente les salió bien, pero ese fue el fin de su etapa clásica.

   Indudablemente Muse han llegado hasta aquí flaqueando lo justo, si acaso alguna tontuna megalómana o alguna melodía que no era tan guay como cuando Bellamy la escuchaba en su cabeza. Pero los dos últimos sencillos lanzados por el trío encienden cierta alarma al constatar que, efectivamente y nos pongamos como nos pongamos, no pasarán a la historia. Incluso los más fanáticos lo conceden. Muchos, al menos.

   Puede ser, también es verdad, que al tratarse de singles sueltos tampoco hayan querido comerse la cabeza, que hayan pensado que era mejor preservar cierta frescura. Puede que les den importancia, como de hecho se la dan, pero que no sientan con estas canciones la misma presión que al entregar un álbum completo en el que sí hay mucho más en juego. Esto es bastante probable, de hecho.

   Sea como fuere, Muse siguen en la brecha y sabemos que han estado trabajando en el estudio con su viejo productor Rich Costey, con quien ya trabajaron en dos de sus más aclamadas obras, Absolution (2003) y Black holes and revelations (2006). Cuando saltó esta noticia sí hubo unanimidad en la 'familia musera', básicamente porque aunque una facción trate de negarlo, en realidad también sabe donde está el meollo.

   Y tampoco hay que ser adivino, basta con acudir a cualquiera de sus conciertos. Con ese termómetro infalible cualquiera comprobará que son las canciones más añejas las más coreadas, salvo alguna honrosa excepción más reciente, que siempre las hay y siempre las habrá. Porque Muse, además, no van a quedar solo como un grupo de directo nostálgico para tocar viejos temas. Eso nunca.

   Eso sabemos que no va a ocurrir, básicamente porque Matt Bellamy tiene pinta de tener aún muchísima más música en su cabeza. Lo que estamos ansiosos por comprobar es si es capaz de sacarla de ahí al nivel de excelencia que todos sin duda imaginamos. Ah, la imaginación... A veces tan dulcemente atrevida, en ocasiones tan maldita jugando malas pasadas. Ojalá Muse sean capaces de soñar en voz alta aún mucho más con ese disco que se espera, aparentemente, para este 2018. Aquí nos sentamos a esperar. Imaginando. Y escuchando Citizen erased, como es natural.