Eef Barzelay: "Una canción funciona como una pequeña oración"

Eef Barzelay
Foto: HOUSTON PARTY Ampliar foto

El líder de Clem Snide, Eef Barzelay, conoce bien el precio de la música y sin embargo no duda en continuar con su oficio de trovador, ese que le ha llevado a condensar en su nuevo disco, 'Songs for Mary', algunas de las experiencias de sus propios fans (a cambio de dinero).

Por Mirian San Martín

   La crítica musical de Estados Unidos sitúa a Clem Snide entre las bandas más elegantes del país. Con un sonido melancólico que bebe del pasado y que rememora con gusto el espíritu del country, el delicado toque del folk y el ambiente del jazz, la banda, nacida hace más de 20 años en Boston, cuenta ya con siete discos en el mercado y un nuevo trabajo que está a punto de ver la luz.

   Su trayectoria recorre buena parte de los años 90 y llega hasta el presente con algún traspiés: un descanso temporal que dividió a la formación durante algunos años. Durante esta parada técnica, el líder y alma del grupo, Eef Barzelay, grabó dos discos en solitario. Su periplo por salas duró poco, ya que en 2009 Clem Snide se reunieron de nuevo.

   A los famosos 'Your favorite music' (2000), 'The ghost of fashion' (2001) y 'End of love' (2005) se une ahora el álbum 'Songs for Mary', diez nuevas canciones en las que se incluye algún tema fruto de un proyecto de Barzelay: escribir canciones personalizadas a sus fans a cambio de dinero.

   En culturaocio.com hemos entrevistado a Eef Barzelay.

- En 'Songs for Mary' retomas un sonido más íntimo y las distancias cortas. ¿Cómo es este disco?

   Quería que sonara cálido y vivo como los grandes álbumes clásicos, que se derritiera en los oídos como vieja miel y que también fuera como una escultura de madera, suave y sexy. Mark Nevers -productor del disco- es muy bueno a la hora de conseguir ese sonido dulce.

- ¿Te atraen las historias de los demás?

   Trabajar con información personal de desconocidos fue muy inspirador y me empujó a escribir de un modo que de otra manera no habría conseguido, algo que siempre es bienvenido.

- ¿Viste reflejados tus propios problemas?

   Encontré una conexión muy fuerte en el sentido más humano, algo que es perfecto para escribir canciones. Cuando puedes tener esa intimidad pero aún existe una distancia, consigues el espacio perfecto para el artista.

- ¿Quién es Mary?

   De alguna forma, Mary es mi mujer (aunque realmente no es su nombre, así que esto es una pequeña broma entre los dos), pero también soy yo y cualquiera que se encuentre atrapado en ese espacio. Además, también es un buen nombre para cantar.

- Una vez dijiste que los discos de Clem Snide no habían generado beneficios. ¿Cuál es el precio de la música?

  Ahora que puedo dirigirme a los fans de forma directa a través de plataformas como Bandcamp saco algo de dinero. Desde luego que no ha sido fácil con una mujer y dos niños. Tuve que enfrentarme a serios problemas económicos hace dos años, pero los fans fueron muy buenos conmigo. De hecho, un español me dio 1.000 euros, exactamente la cantidad que necesitaba para pagar a mi abogado, lo que resultó un milagro para mí. Por tanto, siento que tengo que hacer canciones incluso si el mundo entero no puede asimilarlas.

- Naciste en Tel Aviv en el seno de una familia judía. ¿La religión ha sido alguna vez una inspiración?

   Crecí en una familia sionista que no creía en Dios y que se mudó a Nueva Jersey. Eso me dejó confundido acerca de lo que era y de lo que debía creer. Por ello, para mí una canción funciona como una pequeña oración.

- Hace unas semanas falleció Jason Molina, de Magnolia Electric Co. y Songs: Ohia. ¿Lo conocías?

   Toqué una vez con él en Chicago. Tal y como dijo Paul Westerberg una vez en el obituario que dedicó a Alex Chilton (Big Star) en 'The New York Times': "cada cantautor está ensayando su propia muerte".